Temprano. Del sol apenas brotaban algunos brillos, aún hacía frío en la cabaña y me alistaba a levantar. Era día de meditación, todos lo eran pues años antes mi vida se quebró, aún lo pienso y repienso, la quebré. Quebrada desde abril del 97. De aquel día solo recuerdo que prometí, no sé si a conciencia, que con tal de que no ocurriese nada grave a ninguna persona cerca a mí, familiares, amistades, me podría ocurrir algo proporcional a lo que se supone que ellos sufrirían.
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