Abismo laurenciano
con su mente en sueño
destinada a la locura, a la sangre, a la hierba
a vibrar por siempre
enrojecida y a punto de reventar
sigue en silencio y solo mira
con lo ojos tapados por sus piernas y su humo
Ahora yace helada y atravesada
viste una sonrisa glacial, sin extrañesa común
solo anda y recorre la vereda
esta noche hasta el fin.
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